Son las 1630. Todavía no tenemos puerta de embarque. Me acerco a preguntar. Nuestro vuelo lleva dos horas de retraso. Pánico. Si salgo a las 19, llego a las 21. Casi imposible llegar al enlace, siempre y cuando los vuelos nacionales ya vayan en hora. Me dicen que no hay nada que hacer, que mi avión acaba de salir de Madrid.
Son las 17. Iberia anuncia la salida de su vuelo 3405 con destino Madrid. Compruebo mi billete: 3409. Me acerco a los mostradores; nadie habla ni papa de español. Les explico que tengo que coger un enlace a las 21, que si salimos a las 19 pierdo el avión. Me preguntan que si hay otro vuelo a Vigo después. No, es el último. Caras de circunstancias. Espere, mademoiselle. Les pregunto, o más bien suplico, que si no me pueden meter en el vuelo que sale ahora. No llevo equipaje, soy lo que veis. Me dicen que el avión está lleno, que habrá que esperar. Si alguien pierde el vuelo, habrá un sitio para mí. Faltan dos pasajeros. Última llamada. Me siento mala persona, pero deseo con todas mis fuerzas que no aparezcan. No faltan pasajeros, se han hecho un lío con los nombres. El avión está lleno. Impotencia. Me explican que siempre guardan dos sitios, por lo que pueda pasar. Uno está ocupado; el otro lleva mi nombre. Gracias, muchísimas gracias, es usted très gentille, madame. Corre, date prisa, eres la última. Llamada a casa: me voy a Madrid; llego al enlace incluso si sale puntual.... Tranquilidad absoluta. Un 10 al personal en tierra de Iberia.
1830. Ya estamos volando, puedo encender el portátil. Como voy en salida de emergencia, en el aterrizaje hay un azafato delante de mí. Très gentil, también. Maravillosa la sensación de hablar español. Le pregunto si viene de Madrid; me contesta que sí, que aquello es un caos. Hay muchísima gente; durante algunas horas solo han salido viajeros en tránsito. El resto, esperan en la T4. Me dice que todos los vuelos están retrasados, incluso los nacionales.El siguiente problema se planteará al llegar a Barajas: puede que el vuelo no salga hasta mañana. Pánico, encore. No quiero pasar la noche en Barajas. Pensemos en positivo, por ahora las cosas van bien. En París me han dicho que Iberia va a colocar a los viajeros en los vuelos siguientes. Cruzo los dedos.
1940. Estoy en Madrid, estoy en Madrid, estoy en Madrid!! Me recorro la ya familiar T4. Ya casi no queda gente, han recuperado las horas previstas de los vuelos nacionales. Me voy al mostrador de AENA y me confirman la puerta de embarque del vuelo a Vigo y que sí, que va en hora. Relax. A las 21 empieza el embarque. Por fin en casa.
Son las 17. Iberia anuncia la salida de su vuelo 3405 con destino Madrid. Compruebo mi billete: 3409. Me acerco a los mostradores; nadie habla ni papa de español. Les explico que tengo que coger un enlace a las 21, que si salimos a las 19 pierdo el avión. Me preguntan que si hay otro vuelo a Vigo después. No, es el último. Caras de circunstancias. Espere, mademoiselle. Les pregunto, o más bien suplico, que si no me pueden meter en el vuelo que sale ahora. No llevo equipaje, soy lo que veis. Me dicen que el avión está lleno, que habrá que esperar. Si alguien pierde el vuelo, habrá un sitio para mí. Faltan dos pasajeros. Última llamada. Me siento mala persona, pero deseo con todas mis fuerzas que no aparezcan. No faltan pasajeros, se han hecho un lío con los nombres. El avión está lleno. Impotencia. Me explican que siempre guardan dos sitios, por lo que pueda pasar. Uno está ocupado; el otro lleva mi nombre. Gracias, muchísimas gracias, es usted très gentille, madame. Corre, date prisa, eres la última. Llamada a casa: me voy a Madrid; llego al enlace incluso si sale puntual.... Tranquilidad absoluta. Un 10 al personal en tierra de Iberia.
1830. Ya estamos volando, puedo encender el portátil. Como voy en salida de emergencia, en el aterrizaje hay un azafato delante de mí. Très gentil, también. Maravillosa la sensación de hablar español. Le pregunto si viene de Madrid; me contesta que sí, que aquello es un caos. Hay muchísima gente; durante algunas horas solo han salido viajeros en tránsito. El resto, esperan en la T4. Me dice que todos los vuelos están retrasados, incluso los nacionales.El siguiente problema se planteará al llegar a Barajas: puede que el vuelo no salga hasta mañana. Pánico, encore. No quiero pasar la noche en Barajas. Pensemos en positivo, por ahora las cosas van bien. En París me han dicho que Iberia va a colocar a los viajeros en los vuelos siguientes. Cruzo los dedos.
1940. Estoy en Madrid, estoy en Madrid, estoy en Madrid!! Me recorro la ya familiar T4. Ya casi no queda gente, han recuperado las horas previstas de los vuelos nacionales. Me voy al mostrador de AENA y me confirman la puerta de embarque del vuelo a Vigo y que sí, que va en hora. Relax. A las 21 empieza el embarque. Por fin en casa.