Boulangerie

Hoy he empezado las clases de francés. Mola un montón: tenía a mi lado a una japonesa y a una china; hay otra chica africana y luego alemanas, italianas e inglesas. La clase ha estado muy bien; nos hacen hablar todo el rato y al final nos ponen ejercicios de gramática. Malamente me acuerdo de cómo se coge un boli (tienes razón, Oscar, me plantearé lo del psicólogo :P) y mucho menos de cómo se escribe en un cuaderno, así que empieza un nuevo período de adaptación. Lo mejor de las clases de francés fue el hambre con la que salí, así que me fui de cabeza a una boulangerie-patisserie, vamos, una panadería de las de toda la vida, y me rendí ante el poder de los dulces. Me compré una Baignet rellena de chocolate, que es parecida a los donuts sin agujero, pero que está mucho más rica, pero tener que decidir entre toda aquella colección de pasteles... no veais qué chungo! Tomad nota, otro motivo por el que venir a París: las panaderías, que no os imagináis lo bien que huelen. Hala, me voy al cole a por las fieras.
Bikiños, Mae!

PD: Luisete, es genial verte por aquí. Ya me contarás qué tal el curro. Dale recuerdos a Piliña. Muchos besos